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Europa pone en fase de pruebas su alternativa a las criptomonedas y a las divisas electrónicas de China y Rusia

Europa pone en fase de pruebas su alternativa a las criptomonedas y a las divisas electrónicas de China y Rusia

En los próximos días, los 5 mayores bancos del país, Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Banco Sabadell, junto a la compañía de servicios de pagos Iberpay, iniciarán la fase de pruebas de la operativa del Central Bank Digital Currency (CBDC), el proyecto para poner en marcha una divisa digital europea que el Banco Central Europeo (BCE) anunció en 2019.

Con este proyecto, conocido como euro digital, el BCE busca competir con las criptomonedas y con los proyectos de divisas electrónicas que están desarrollando países como Rusia y especialmente China, que podría aprovechar la experiencia de las aplicaciones líderes en pagos digitales en el país, Alipay, propiedad de Alibaba, y WeChat Pay, de Tencent.

Según asegura a Business Insider España el profesor de Finanzas de ICADE Business School, Luis Garvía, la diferencia entre el dinero tradicional y el digital se resume en 3 factores. «En primer lugar, con el dinero tradicional, como poco podemos bajar al céntimo. ¿Cuánto vale un like en YouTube o en Twitter? Necesitamos una unidad de cuenta que sirva para contar valores muy pequeños y el euro tradicional no es suficientemente ágil en el nuevo medio«, señala.

El profesor destaca que «para realizar transferencias internacionales con euros está el mecanismo del Swift», que supone retrasos de 1 o 2 días, por lo que concluye que «el dinero tradicional no es ágil en transferencias internacionales», además de señalar que «la tercera idea es que se necesita adaptar el dinero tradicional a la operativa de máquinas funcionando con otras máquinas».

Respecto a las consecuencias que pueda tener en la política monetaria, Garvía señala que «nadie tiene ni idea de cuáles son las implicaciones», aunque afirma que supondrá una «revolución» para la estructura actual del sistema financiero y la adaptación de la política monetaria tradicional «al nuevo entorno exigente, dominado por Internet y las tecnologías asociadas con la información».

Garvía pone el acento en el discurso de la pasada semana del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, en el que afirmó «que va a seguir inyectando liquidez y que le da igual la inflación, que hay que mirar a largo plazo y preocuparse por las grandes reformas que tenemos que hacer, y una de las grandes reformas pendientes pasa por la tecnología, por un mayor control del dinero digital«, asegura.

El experto afirma que «se ha estado inyectando liquidez durante los últimos 10 años, de manera directa o indirecta a través de deuda pública y no ha habido inflación», precisando que «se ha estado inflando un globo que no estalla», creando bolsas de liquidez en «los balances de las grandes tecnológicas, que están llenos de liquidez; Amancio Ortega también está lleno de liquidez», pero también China y Rusia, de las que destaca su opacidad.

El profesor de Finanzas destaca que «la amenaza que supone para el sistema el bitcoin o cualquier otra criptomoneda se hace pequeña en comparación con la amenaza que supone para el sistema China o Rusia«, señalando que Europa debe pasar de un modelo económico basado en lo industrial y estamos pasando a otro basado en Internet y en la dificultad de «competir contra China sin tener tecnológicas propias o teniéndolas al otro lado del Atlántico».

«El BCE», asegura, «se quiere poner a la altura del Banco Central de China y la Reserva Federal, tenemos la necesidad de ponernos a la altura de China como sea y en ese sentido nos estamos moviendo». Sin embargo, reconoce que «ahí hay un punto de incertidumbre grande, combinada con una carrera tecnológica, política y económica que estamos perdiendo«.

Garvía destaca que China «en paralelo con el confinamiento en Wuhan por el coronavirus, sus 4 principales bancos estaban ensayando con el yuan digital, o sea que la carrera del dinero digital ya la estaban recorriendo desde antes», como muestra el hecho de que Alipay y WeChat Pay permiten pagos digitales desde 2017 o de que Tencent haya comprado recientemente una licencia bancaria.

La banca tradicional, condenada a desaparecer

El profesor de Finanzas destaca que Tencent «cuenta en sus mundos virtuales con sistemas financieros que funcionan con más y mejor tecnología que la banca tradicional» y explica que estas aplicaciones chinas son el ejemplo de la colaboración público-privada «entre bancos centrales, el sistema bancario y las empresas tecnológicas que van a ofrecer esos servicios asociados a los pagos electrónicos».

«Esas empresas de dinero electrónico, que en España están recogidas en la legislación desde 2015, serán las principales usuarias del dinero digital», afirma el profesor, que considera que a esas empresas no les interesa ser bancos, sino converger con ellos para superar las barreras regulatorias y la supervisión a la que están sometidas las entidades de crédito.

Garvía va más allá y asegura que «como el dinero lo puede controlar el propio usuario, la función de intermediación de los bancos tradicionales desaparece», lo que implica un cambio radical en el sistema financiero. «Las entidades financieras que se dediquen a intermediar entre el banco central y los clientes finales puede llegar a desaparecer o a transformarse de tal modo que dejen de tener sentido».

«Sin embargo», añade, «si los bancos centrales consiguen sacar sus divisas digitales, conseguirán quedarse con la soberanía asociada a la política monetaria«. Por otra parte, Luis Garvía destaca que los bancos centrales «llevan los últimos 4 o 5 años, al principio más teóricamente y últimamente más en la práctica, pensando en lanzar euros digitales que funcionen como las criptomonedas».

¿Cómo afectará el euro digital a nuestro día a día?

Respecto a las implicaciones para el usuario final, el experto compara la situación con la de la industria automovilística y se pregunta «¿qué implicaciones tiene para el usuario final que el coche sea eléctrico o con gasolina? Realmente pocas, es decir, va a haber euros digitales, el usuario los verá en su cuenta como si fuesen euros tradicionales, pero podrá operar en Internet con mucha más facilidad«.

Además, el profesor de Finanzas de ICADE Business School señala que hay «una derivada interesante por el fin del dinero en efectivo, que es algo fundamental». Así, relata que en el caso de Italia se estima que, si desapareciese el efectivo, «podría ganar unos 30.000 millones de euros solo en concepto de IVA«, un dato que, extrapolándolo por PIB a España, podrían suponer unos 20.000 o 15.000 millones de euros.

Luis Garvía destaca que el euro digital supondrá más control, afirmando que es muy positivo porque «todos vamos a ser más conscientes de lo que estamos haciendo, más control significa más eficiencia, más y mejor gestión de recursos». El experto resta importancia al control que puede suponer sobre las finanzas personales y pone el foco en las políticas públicas, donde «más control significa más ojos y menos manos, es decir, menos oportunidad para el fraude y el robo«.

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