Consumidores europeos piden prohibir declaraciones de neutralidad climática en el etiquetado de alimentos

Las afirmaciones engañosas de «carbono neutral» abundan en el sector alimentario y confunden a los consumidores, como se muestra en un estudio basado en ejemplos publicado por grupos de consumidores de diez países. Ante esto, desde BEUC está pidiendo a la UE que prohíba el uso de afirmaciones de neutralidad de carbono para todos los productos, incluidos los alimentos y las bebidas, mientras que la Comisión Europea como el Parlamento deben abordar el «green washing» en las próximas semanas.

‘Carbono neutral’, ‘CO2 neutral’, ‘carbono positivo’, ‘carbono neutral certificado’ y similares ahora son comunes en los etiquetados e imágenes de los supermercados, como se muestra. Los ejemplos van desde productos de cerdo procesados ​​hasta plátanos transportados al otro lado del mundo.

Las normas actuales solo permiten que las autoridades o los tribunales intervengan una vez que el daño ya está hecho y los consumidores ya han sido engañados. Los consumidores, en primer lugar, no deberían estar expuestos a tales prácticas engañosas. BEUC está pidiendo una prohibición total de las afirmaciones neutrales en carbono porque:

Son científicamente inexactos: la producción de todos los alimentos y bebidas siempre requerirá la emisión de carbono. La compensación de carbono, que sustenta la mayoría de estas afirmaciones, no ofrece garantías para ‘bloquear’ el carbono para el futuro.

Estas afirmaciones engañan a los consumidores , dando la falsa impresión de que los productos son una buena opción para el clima. El manejo de las quejas por parte de las autoridades nacionales es tan lento que el daño del cambio climático ya está hecho.

Monique Goyens, Directora General de BEUC, asegura que “no existe tal cosa como una banana o una botella de agua de plástico ‘CO2 neutral’. Las afirmaciones de carbono neutral son ‘green washing’, puro y simple. Es una cortina de humo que da la impresión de que las empresas están tomando medidas inmediatas y serias sobre su impacto climático. La verdad es que están retrasando la acción durante muchos años al «compensar» sus emisiones de carbono. Plantar árboles que tardarán décadas en crecer es mucho más fácil y económico, pero significativamente menos efectivo, que reducir las emisiones de sus actividades actuales dañinas para el clima».